PIXABAY
Un Mensaje del Obispo Medley – agosto de 2021
Queridas hermanas y hermanos en Cristo,
Para cuando reciban esta edición del Católico de Kentucky Occidental en su hogar, habremos observado la Jornada Mundial de los Abuelos y de los Mayores el 25 de julio de 2021. El Papa Francisco, en su sabiduría, pidió la observancia de este día a la luz del año desafiante que acabamos de atravesar y su impacto especialmente en los miembros mayores de nuestras comunidades parroquiales y nuestras familias. Muchos se enfermaron, otros murieron o sufrieron la pérdida de su cónyuge o ser querido, y muchos otros experimentaron un profundo aislamiento y soledad. Nuestro Santo Padre nos recuerda que Dios ha estado con nosotros a través de todo, eligiendo como tema de la observancia, “Yo estoy contigo todos los días”.
El Misterio Pascual nos enseña que Dios trae vida y bondad de cada momento oscuro. Quizás uno de esos puntos de luz es un amor renovado y aprecio por el importante papel que juegan los miembros mayores de nuestras iglesias y familias. Vivimos en una cultura que exalta la juventud, la salud y la belleza en detrimento de la vejez y que convierte a la juventud en un ídolo en su publicidad y entretenimiento. Tanto es así que los ancianos rara vez se ven reflejados de manera positiva en las redes sociales y la publicidad. Si bien celebramos el vigor y la pasión que suele acompañar a la juventud, nos corresponde a nosotros, como Iglesia que valora toda la vida humana, enfatizar también el ministerio activo y vital de los ancianos.
En mis viajes por la Diócesis de Owensboro durante los últimos 11 años, me he sentido edificado una y otra vez a través de mis encuentros con ejemplos de los ancianos Simeón y Ana, cuyas vidas han estado marcadas por la devoción a su fe y a sus familias, preparándose para ese gran día en que todos nos reuniremos en Cristo y disfrutaremos juntos de las maravillas del cielo. Al envejecer, suele surgir una sabiduría y una fe profunda como resultado de haber vivido los altibajos del camino. Mientras que la niñez y la juventud son los tiempos en los que la persona humana se va formando y está completamente orientada hacia el futuro, San Jerónimo nos recuerda que, atenuando el ímpetu de las pasiones, “acrecienta la sabiduría” porque aquella sabiduría que generalmente es fruto de la experiencia, porque “el tiempo es un gran maestro”.
En la Iglesia Católica alrededor del mundo en estos días estamos viendo un énfasis renovado en el ministerio de la evangelización y el llamado de Jesús a todos nosotros: “Id, pues, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado” (Mateo 28,19-20). En su mensaje con motivo de la primera Jornada Mundial de los Abuelos y de los Mayores, el Papa Francisco recuerda a los abuelos y a las personas mayores que esta comisión también está dirigida a ellos. Él pregunta: “¿cuál es nuestra vocación hoy, a nuestra edad? Custodiar las raíces, transmitir la fe a los jóvenes y cuidar de los pequeños. No lo olviden”.
Continúa diciendo: “No importa la edad que tengas, si sigues trabajando o no, si estás solo o tienes una familia, si te convertiste en abuela o abuelo de joven o de mayor, si sigues siendo independiente o necesitas ayuda, porque no hay edad en la que puedas retirarte de la tarea de anunciar el Evangelio, de la tarea de transmitir las tradiciones a los nietos”.
Ser humano es envejecer. Sin embargo, aunque nuestra energía disminuya y nuestro cuerpo físico se desacelere, nuestro papel en la edificación del Reino de Dios nunca termina. Como personas de fe, es justo que deseemos vivir una vida larga, ya que cada día que vivimos es una oportunidad para encontrarnos con Dios a través del amor y el servicio a los demás. Al profundizar nuestras relaciones con la familia y los amigos o al ayudar a alguien que lo necesita, estamos haciendo que el amor sea una realidad; estamos concretizando la presencia de Dios. Cada día nuevo es un regalo, una oportunidad para volvernos más plenamente humanos y acercarnos a Dios, el Dios que es amor y la fuente de todo amor. Que todos nuestros mayores sepan que son miembros valiosos y vitales de nuestras comunidades. Que experimenten la generosidad del amor de Dios todos los días y ayuden a otros a hacer lo mismo.
Atentamente en Cristo,
Obispo William F. Medley
Diócesis de Owensboro
Oración del Papa Benedicto XVI por los abuelos
Señor Jesús: Tú naciste de la Virgen María, hija de San Joaquín y Santa Ana.
Mira con amor a los abuelos de todo el mundo.
¡Protégelos! Son una fuente de enriquecimiento para las familias, para la Iglesia y para toda la sociedad.
¡Sostenlos! Que cuando envejezcan, sigan siendo para sus familias pilares fuertes de la fe del Evangelio, custodios de los nobles ideales domésticos, tesoros vivos de las sólidas tradiciones religiosas.
Haz que sean maestros de sabiduría y valentía, que transmitan a las generaciones futuras los frutos de su madura experiencia humana y espiritual.Señor Jesús, ayuda a las familias y a la sociedad a valorar la presencia y el papel de los abuelos.
Que jamás sean ignorados o excluidos, sino que siempre encuentren respeto y amor.
Ayúdales a vivir serenamente y a sentirse acogidos durante todos los años de vida que les concedas.
María, Madre de todos los vivientes, cuida constantemente a los abuelos, acompáñalos en su peregrinaje terrenal y, con tus oraciones, obtén que todas las familias se reúnan un día en nuestra patria celestial, donde esperas a toda la humanidad para el gran abrazo de la vida sin fin. Amén.
Originalmente publicado en la edición de agosto de 2021 del Católico de Kentucky Occidental.